miércoles, 29 de octubre de 2008

El pensamiento económico moderno. La herencia medieval.

Temas y características
Las teorías económicas desarrolladas a lo largo de la Edad Media son absolutamente incomprensibles sin entender su absoluto condicionamiento a los principios cristianos que marcaban la cultura del momento.
Partiendo de este punto se puede afirmar que el cristianismo tiene dos bases irrefutables:
-El derecho romano y la herencia cultural del mundo clásico.
-La tradición judía.

El derecho romano y la herencia del mundo clásico
fueron matizados profundamente por el cristianismo, pero estos continuaron vigentes e influenciaron enormemente el desarrollo de la teología y de todos los temas que esta abarcaba, entre ellos lo que podríamos llamar pseudoeconomía. Aristóteles, fundamental en los planteamientos del medievo, trató un tema conocido como "oeconómica" entendido como "el gobierno de la casa", de ahí deriva la palabra economía. Para Aristóteles el gobierno de la casa contaba con una figura fundamental, el "pater familias". Este contaba con la facultad de gestionar la casa y todos los recursos que en ella estuvieran. Esta interpretación se trasladó a la figura del rey, el cual contaba con el derecho irrefutable e inalienable de gobernar su "casa", entendido como su reino, y de ejercer justicia, siendo esta una facultad básica de su poder, en ella. Facultades, todas estas, atribuidas por la gracia de Dios.
La justicia debía, pues, entenderse desde dos puntos de vista:
-Jurídica, la cual le atribuye la facultad de juez supremo entre todos sus súbditos.
-Justicia distributiva, la cual le da la posibilidad de gestionar a su antojo los recursos de su reino y de premiar, en caso de que sea merecido, a cada cual con estos. Por ejemplo la cesión de regalías a determinadas personas.
Por su parte el derecho romano, ya al final de la Edad Media, proporcionó las bases jurídicas de lo que sería el nacimiento del estado moderno, imprescindible para el desarrollo económico posterior entendiéndose como una entidad que asegura, legitimiza y sustenta todos los cambios comerciales y fiscales que se estaban desarrollando y que el sistema feudal, en ausencia de un estado fuerte, no hacía más que frenar. Además el derecho romano reconocía la propiedad privada, elemento fundamental del posterior desarrollo capitalista, y que en este momento convivía con la propiedad comunal.

La tradición judía
llevaba consigo una ética muy concreta que fue depurada y modificada por el cristianismo creando un judeocristianismo, dando lugar a un nuevo marco ideológico que marcaba las pautas de comportamiento social y, por supuesto, económico. Esto hizo que el rico empezase a ser sospechoso debido a los votos de pobreza presentes en el cristianismo y que hacían del pobre una figura moralmente bien vista y que debía ser mantenido por la sociedad. Esta concepción era mantenida a principios de la Edad Moderna, pero es en este momento cuando se comienza a poner en cuestión por autores como Pérez de Herrera y Miguel de Giginta, intentando diferenciar al pobre "verdadero" y al "impostor", es decir, aquel que se hace pasar por pobre aún siendo productivo. En Inglaterra atajan este problema creando las "workhouse", que no son más que centros de producción donde los pobres pueden trabajar a cambio de comida y ropa.
Esto puso a la Iglesia, que no podía presumir mucho de asumir los votos de pobreza, contra la espada y la pared, viéndose en la obligación de legitimar de algún modo la riqueza y los nuevos mecanismos comerciales que se estaban gestando en la sociedad, es decir, elementos como el préstamo, el interés... que eran calificados de usura. Por ejemplo a finales del siglo XV se legitimizan los intereses sobre los préstamos entendiéndose como lo que el prestamista hubiera podido ganar si lo hubiera invertido en otro sitio, era lo llamado entonces el "lucro cesante" y que hoy conocemos como costes de oportunidad.
Pero debido a la intransigencia de la Iglesia católica este proceso de legitimación fue muy lento. Pero corrientes nuevas como el calvinismo, la cual acepta el principio de la predestinación por la que si un individuo desde que nace está destinado a ser rico este no tiene ningún tipo de impedimento moral para ello, permitieron librar a la sociedad de este lastre moral y de las limitaciones que significaba. Esto llevó a afirmar a autores como Max Weber en diversos libros, entre los que destaca "Economía y Sociedad", que la aparición del protestantismo y de sus diversas corrientes propició el desarrollo del capitalismo en las zonas donde estos nuevos principios religiosos arraigaron con fuerza, por ejemplo en los Países Bajos; aunque esta idea ha sido muy criticada debido a la existencia de núcleos económicos de considerable importancia en zonas donde el protestantismo no triunfó como por ejemplo el norte de Italia.




martes, 21 de octubre de 2008

Introducción. Nacimiento y desarrollo de la Historia Económica.

A finales de la Baja Edad Media se desarrollan las primeras formas de capitalismo, superándose los intercambios limitados característicos de la economía feudal e iniciándose unas nuevas relaciones comerciales más complejas. Aunque no será hasta la Edad Moderna cuando se dé por consolidado el sistema. Si bien no todos los autores están de acuerdo en llamar capitalista a este sistema, su principal característica ya se encuentra presente, la búsqueda de un beneficio económico por parte de algunos sectores de la sociedad. Todavía no ligado al sector secundario, sino al comercial y financiero, el cambio económico conllevará cambios políticos y sociales. Es por ello que entre los autores del XVI aparecerán unas primeras reflexiones sobre economía. Aunque todavía no a nivel científico y autónomo (no surgirá una Economía como ciencia hasta la creación del Estado Liberal) supone un precedente y refleja la preocupación de los autores modernos por los fenómenos económicos.

La expansión del comercio lleva a unas primeras muestras de globalización (First Global Age), con el encuentro de culturas y regiones hasta entonces prácticamente aisladas. En ellas se crearán mercados dónde se intercambiarán productos, personas e ideas, con el avance económico, cultural e ideológico que supone. Aún así hemos de señalar la pervivencia en Europa de algunos rasgos medievales, como por ejemplo la prohibición del lucro como usura por la Iglesia.

El desarrollo de la economía capitalista avanza paralelo al de las instituciones políticas europeas. Respecto a su interrelación han surgido varias teorías.
  • Corriente Neoinstitucional (cuyo principal representante es Douglas North). Proponen que la mejora de la economía de libre mercado fue pareja a la mejora (mejora entendida como tendencia al liberalismo) de las instituciones políticas. El intervencionismo estatal supondría un obstáculo.


  • Immanuel Wallerstein. Organiza el mundo en tres regiones: un centro económico (Holanda e Inglaterra), foco del dinamismo económico y con el control de las otras dos, una periferia (a la que pertenecerían el resto de regiones europeas incluyendo a España), con una economía semidependiente y un tercer grupo totalmente dependiente (América y África). Para que este sistema funcionase tuvieron que desarrollarse las monarquías centralizadas, pero para pertenecer al centro se necesitaba llegar a un sistema representativo. Esta teoría a recibido muchas críticas. La dicotomía entre sistemas representativos y absolutos no es tan clara, la economía moderna presentaba un modelo polinuclear con varios centros no especialmente relacionados y la teoría ignora la economía de toda Asia.


Historia económica

Características (según J. Schumpeter)

  • Carácter relativo. No existen normas con carácter universal.

  • Ciencia heterónoma. Depende de otras por la correlación de elementos políticos, sociales y culturales.

  • Las motivaciones del ser humano no tienen porque ser necesariamente lógicas desde el punto de vista económico. Hay que valorar las actitudes de sociedades e individuos dentro de su contexto.

  • Necesidad de combinar los hechos individuales con las conclusiones colectivas.

Para estudiar la Historia económica se necesitan conocimientos de econometría, estadística, demografía, etc, además de una actitud crítica con las fuentes (las fuentes utilizadas no fueron pensadas en su día con un fin estadístico).


Desarrollo

XVIII y principios del XIX. "Economía política". Reflexiones sobre la economía de los Estados y macroeconomía pero todavía no a nivel de ciencia autónoma. Entre los autores de esta época, algunos básicos y muy influyentes en las generaciones posteriores como son Adam Smith, Karl Marx o David Ricardo.

Mediados del XIX. Escuela alemana. Nacimiento de la Historia como ciencia. Su principal representante, Leopold Von Ranke. Como ciencia se pretende hacer de la historia un conocimiento absolutamente objetivable. Para ello se transcribirá y recopilará en esta época una cantidad ingente de documentos. Su principal tema de estudio es la historia política, centrada en la historia de los acontecimientos y de los individuos considerados más importantes para la Historia. Aparte de esto se centra también en algunos aspectos económicos, en concreto el mercantilismo será objeto de varias obras (en parte como justificación a los procesos políticos vividos en la Alemania del XIX). Es de esta época la idea de progreso, de la Historia como una sucesión de estadios a superar. Esta es la herencia decimonónica positivista, que durará hasta después de la Primera Guerra Mundial.

1ª Generación de Annales. Surge con la creación por parte de Marc Bloch y Lucien Febvre de la revista Annales d'Histoire Économique et Sociale en 1929. Se inicia como una reacción de rechazo a las escuelas históricas anteriores, tanto a la alemana como a la positivista francesa, por ser narrativistas, estar centradas totalmente en lo político y estar influidas por la ideología nacionalista. Se abandona la narración para pasar a la explicación de la Historia. El foco de estudio pasa a ser la economía y la sociedad, intentando tener un carácter mucho más multidisciplinar, más relacionado con las ciencias sociales. Se dejan de un lado los hechos concretos para analizar las estructuras de las sociedades históricas.

Mediados del XX. Auge de la Historia Económica. Junto a los estudios sociales, la economía pasa a ser el principal campo de estudio de la Historia. Esta tendencia está representada fundamentalmente por tres escuelas historiográficas.

2ª Generación de Annales. Cuya figura principal es Fernand Braudel, quien en 1947 asume la dirección de la revista. Fuertemente influido por el estructuralismo de Levi-Strauss, Lacan o Foucault, el interés recae ahora en las estructuras de larga duración. Dentro de un intento de analizar una "Historia Total", los componentes de los procesos históricos se dividen y jerarquizan según su duración. En un primer lugar las estructuras de larga duración, aquellas que permanecen más allá de los cambios sufridos por las sociedades históricas, cuyo ámbito pertenece a la geografía histórica. En un lugar intermedio, el tiempo medio, en el que se sitúan las estructuras sociales y económicas. Finalmente, el tiempo corto, la historia episódica, los hechos concretos de la historia político-institucional, tratadas con cierto desdén ya que las estructuras de mayor duración son para esta escuela los verdaderos motores de cambio. Su principal obra El Mediterráneo en época de Felipe II se convirtió en paradigma del análisis histórico para una generación.

Escuela marxista británica. Seguidores del método interpretivo completo y cerrado derivado de las ideas de Marx, los historiadores marxistas tratan de explicar los procesos históricos como resultado de las tensiones sociales internas, de las relaciones de producción existentes en cada momento. Es decir, de la infraestructura social y económica derivan todos los demás fenómenos históricos, la llamada supraestructura (cultura, religión,etc). La escuela británica por su mayor flexibilidad, por su ortodoxia más laxa, fueron los que consiguieron resultados más originales e influyentes. Se caracterizan por sus debates conceptuales. Una primera polémica, en los años 50 y 60, se generó en torno al debate entre Maurice Dobb y Paul Sweezy sobre si el germen del sistema capitalista se produjo fuera o dentro del sistema feudal. Años después, en los 70, Robert Brenner inició un nuevo debate al situar el nacimiento del capitalismo como consecuencia de la evolución de las relaciones sociales y no a la inversa como proponían sus predecesores.

Cliometría. Escuela estadounidense, proponía que la Historia objetiva solo era posible en cuanto fuese reducible a series estadísticas. Se cuantifica y matematiza cualquier sector de la investigación histórica. Su principal crítica es que su extrema racionalización les llevó a un determinismo causa-efecto y a una generalización no válida para muchos casos concretos a nivel regional. Este determinismo es especialmente poco válido para la Edad Moderna en la que los datos numéricos no son totalmente fiables. Otra de las prácticas polémicas de este grupo fue la de la Historia contrafactual, la introducción de variables hipotéticas en los modelos matemáticos para compararlos después con los datos reales acaecidos. Dentro de esta escuela son importantes los trabajos de Conrad y Meyer sobre la economía esclavista del sur de Estados Unidos o el de Fogel sobre el desarrollo del ferrocarril americano.

Últimas tendencias del XX y panorama actual. Tras los años 70, se produjo un cierto estancamiento. La autocrítica, las críticas externas y las contradicciones de los métodos seguidos llevaron a la desintegración de las escuelas. La 3ª generación de Annales, encarnada por autores como Le Goff, Le Roy o Duby, recuperan el valor de la historia tradicional. Se vuelve a valorar la historia política, la cultura y la importancia del acontecimiento concreto. Se multiplican los campos de interés, entre ellos la Historia de las Mentalidades. Se genera un cierto dilema entre seguir un método científicamente estricto, consiguiendo unos resultados poco expresivos o seguirlo de forma más laxa, obteniendo un resultado más convincente pero menos objetivo. Esto lleva a una cierta disgregación, suponiendo la pérdida del carácter de auténtica escuela, quedando la revista como un lugar de experimentación. Lo mismo ocurre con la historiografía británica, que ante la imposibilidad de ofrecer una explicación totalizadora con el método marxista se sume en un panorama confuso.

En general se recupera en parte la historia política y la narración, menospreciadas por las tendencias anteriores. El papel de los individuos, sus ideas y su mentalidad vuelven a cobrar fuerza. Frente a la intensa relación con la economía y la sociología, ahora se vincula también a la psicología o la antropología.

A todo esto se viene a añadir la influencia de las ideas del posmodernismo. Ante la imposibilidad del conocimiento objetivo y veraz que propugna este movimiento, se propone una reflexión formal, que se pase de una explicación a una mera interpretación. Todo esto deja un panorama ecléctico y plural, con una ausencia de un paradigma válido para todos los casos, hecho que preocupa a algunos autores por el peligro de llegar a un relativismo total, pero que para otros no ha de ser necesariamente negativo.